CAPITULO 100:
Finalmente después del verano
Empieza el nuevo año
Isabela Joaquina Rocket vamos que ya está por iniciar la fiesta tu fiesta de 2 años
2 años pequeña terremoto -gritó Josefina desde la cocina, mientras se arreglaba para la fiesta. -¡Ya está por iniciar tu fiesta de 2 años!
Leo se asomó al pasillo, sonriendo al ver a su hermanita corriendo por la casa, llena de energía, con la misma chispa que siempre la había caracterizado.
¡2 años, pequeña terremoto! -exclamó Leo, abrazándola y levantándola en el aire. ¡Parece que fue ayer cuando llegaste, y ahora ya estás corriendo por toda la casa!
Isabela reía mientras agitaba las manitas, sin entender completamente lo que pasaba, pero disfrutando de la atención y los abrazos de su hermano.
Está creciendo tan rápido -dijo Dani con una sonrisa, observando a la pequeña.
Sí, parece que ayer apenas aprendía a caminar y ahora está correteando por todos lados -agregó Manu.
Los preparativos estaban listos. La fiesta de Isabela iba a ser un evento especial para todos. Había globos, un numero 2 enorme de color rosa y violeta, una enorme tarta y regalos, y por supuesto, todos los amigos de Leo y su familia estaban invitados. La casa estaba llena de risas y alegría mientras esperaban que la pequeña protagonista de la fiesta disfrutara de su día.
Isabela, al ver que sus padres estaban listos, no podía dejar de sonreír. Con una energía incansable, estaba preparada para celebrar su segundo cumpleaños de la manera más divertida posible.
El día había comenzado, y todos sabían que sería un día lleno de recuerdos y momentos felices.
Cuando llegó el momento de soplar las velas, todos se reunieron alrededor de la mesa. La tarta, decorada con los colores favoritos de Isabela, tenía un enorme número "2" en el centro.
¡Vamos, Isa! -animó Leo, colocando una mano en la espalda de su hermanita para darle confianza.
Nicholas y Osvaldo también se acercaron, sonriendo mientras observaban a la pequeña.
Sopla fuerte, terremoto -dijo Nicholas, guiñándole un ojo.
Isabela, con sus grandes ojos brillando de emoción, infló las mejillas y sopló con todas sus fuerzas. Pero al no lograr apagar la vela de un solo intento, sus hermanos la ayudaron.
¡Sí, lo hicimos! -gritó Osvaldo cuando la llama finalmente se extinguió.
Todos aplaudieron mientras Isabela reía feliz, disfrutando de la atención y los abrazos de su familia. Ahora, oficialmente, tenía 2 años.
Después de que las velas se apagaron, todos aplaudieron y celebraron.
¡Feliz cumpleaños, Isa! -dijeron al unísono Leo, Nicholas y Osvaldo, dándole un abrazo grupal.
La pequeña terremoto rió encantada y levantó los brazos.
¡Otra vez! -pidió emocionada.
¿Otra vez qué? -preguntó Nicholas, riendo.
¡Soplar! -dijo Isabela con una gran sonrisa.
Leo negó con la cabeza divertido.
No, pequeña terremoto, ahora toca comer la torta.
Isabela aplaudió emocionada mientras Josefina cortaba las primeras porciones y Martín servía los vasos con jugo. Leo tomó una cuchara y, con una sonrisa cómplice, llevó un pedazo de torta hacia la boca de su hermanita.
A ver, Isa, prueba ¿qué tal está?.
La niña abrió la boca grande y probó la torta, haciendo un gesto exagerado de satisfacción.
¡Mmm! ¡Rico! -exclamó con la boca llena, provocando las risas de todos.
Mientras todos comían y disfrutaban, Nicholas y Osvaldo se miraron con complicidad.
Hora de la guerra de crema -susurró Osvaldo.
Antes de que Leo pudiera reaccionar, Nicholas le embarró un poco de crema en la mejilla.
¡Eh, traidor! -se quejó Leo, tomando un poco de crema con el dedo y lanzándosela de vuelta.
En cuestión de segundos, la guerra de crema comenzó, y todos terminaron con restos de torta en la cara, incluidos Martín y Josefina.
¡Basta, basta! -dijo Martín entre risas. -No quiero que tengamos que bañar a Isa en su propio cumpleaños.
Pero Isabela, con una gran sonrisa y los ojos brillando de travesura, agarró un pedazo de torta con sus manitas y lo lanzó directo a la cara de su papá.
¡Isa! -exclamó Josefina, sorprendida, pero sin poder contener la risa.
Todos estallaron en carcajadas, disfrutando del caos y la alegría del cumpleaños de la pequeña terremoto.
Verónica cruzó los brazos y miró a Leo con una ceja levantada.
Leo, ¿en serio? -dijo, acercándose con una toalla en la mano.
Leo rió, pero en cuanto vio la mirada de Vero, se quedó quieto como un niño regañado.
No es mi culpa, fue Nicholas el que empezó -se defendió, señalando a su hermano.
Sí, claro -dijo Verónica con sarcasmo, tomando la toalla y limpiándole la crema del cabello.- ¡Mirá cómo te dejaste! Tenés crema hasta en las orejas.
Bueno, bueno, no es para tanto… -protestó Leo, pero no se movió mientras Vero lo limpiaba con paciencia.
Manu y Dani se reían al ver la escena.
Leo, te ves como un niño regañado por su mamá -bromeó Manu.
¡Shh! No lo distraigan que después se mueve y me llena de crema a mí -advirtió Vero, concentrada en su tarea.
Mientras tanto, Isabela, viendo la atención que recibía su hermano mayor, se acercó con una toallita en la mano y empezó a limpiar la cara de Nicholas, imitando a Vero.
Limpio, limpio -dijo la pequeña terremoto, haciéndolos reír a todos.
Bueno, si mi hermanita me está ayudando, entonces no me quejo -dijo Nicholas con una sonrisa.
Osvaldo miró la escena y se cruzó de brazos.
¿Y yo quién me limpia? -preguntó con dramatismo.
Dani tomó una servilleta y se la lanzó en la cara.
Ahí tenés, limpiate solo -bromeó.
Osvaldo hizo un puchero, pero terminó riéndose mientras todos seguían disfrutando del cumpleaños.
Marzo...
Después que Leo cumpla los 18 años
Inician las clases por fin eran los egresados
Leo estaba feliz por ser de los egresados y porque Isabela oficialmente iniciara el jardín en la escuela privada
El primer día Leo en la sala de dos años con Isabela
Isabela con su mochila de ruedas miraba a su hermano mayor con ojos llorosos
Leo se agachó a su altura y le prometió no irse hasta que ella esté lista para estar sola
Isabela se aferró a la camisa de Leo con sus pequeñas manos, sus ojos llenos de lágrimas mientras miraba alrededor del aula con incertidumbre.
No me dejes, Leo… -susurró con un puchero, abrazándolo con fuerza.
Leo sonrió con ternura y se agachó a su altura, acariciándole el cabello.
No me voy a ir hasta que estés lista, terremoto -le prometió, usando su apodo cariñoso.
La maestra sonrió al ver la escena.
Es normal que los más pequeños se sientan inseguros el primer día, pero con apoyo se acostumbran rápido -dijo en voz baja.
Isabela se frotó los ojitos y miró a Leo, aún insegura.
¿Y si quiero verte?
Leo señaló una ventanita en la puerta del aula.
Voy a estar ahí, mirándote. Y cuando termines, vengo a buscarte, ¿sí?
Isabela dudó un momento, pero luego asintió lentamente.
Promesa de hermano mayor.
Promesa de hermano mayor -repitió Leo, dándole un beso en la frente.
Isabela soltó un suspiro y, aunque todavía tenía lágrimas en los ojos, tomó su mochila y caminó despacio hacia las otras niñas que la miraban con curiosidad.
Leo se quedó en la puerta, observándola. Sabía que era solo el comienzo, pero su pequeña terremoto estaba dando su primer gran paso.
Cuando Isabela finalmente estuvo adaptándose Leo se fue al piso de secundaria por suerte era solo casi hora del acto por lo que dejo su mochila junto a la de Vero en el aula y fue a juntarse con sus amigos
Cuando Leo llegó al piso de secundaria, vio a Manu y Dani apoyados contra la pared, conversando tranquilamente mientras esperaban a que comenzara el acto.
¿Y? ¿Sobrevivió la pequeña terremoto? -preguntó Manu con una sonrisa burlona.
Leo suspiró, cruzándose de brazos.
Al principio no quería soltarme, pero al final se quedó. Creo que me duele más a mí que a ella -admitió con una media sonrisa.
Ya te veo llorando cuando empiece a escribir su nombre -se burló Dani, dándole un codazo.
No exageres -gruñó Leo, pero no pudo evitar reírse un poco.
Justo en ese momento, Vero apareció y se acercó a Leo, dándole un pequeño golpe en el brazo.
Dejaste la mochila toda tirada, Rocket. ¿Qué harías sin mí?
Leo sonrió de lado.
Seguramente perderla en cinco minutos.
Exacto -respondió Vero, cruzándose de brazos con aire triunfal.
La campana sonó, anunciando que era casi hora de que comenzara el acto. Todos los estudiantes empezaron a moverse hacia el salón principal, mientras Leo y sus amigos caminaban juntos, listos para dar inicio oficialmente a su último año de secundaria.
10 meses después
Tuvieron la fiesta de egresados
Donde Leo y Vero bailaron el vals
"Ahora demos un aplauso para Verónica Gonzalez y Leonardo Rocket-decía el dj de la fiesta"
Ahora estaban en la entrega de diplomas
Todos nerviosos
En el teatro
Ahora nuestro campeón de karate favorito un muchacho que lucho contra injusticias que logró demostrar que la dislexia no le hace menos que pudo recuperar la felicidad la sonrisa de ser feliz de ser amado apoyado y entendido un fuerte aplauso para LEONARDO FRANCISCO ROCKET-dijo la Directora Lucrecia Vanderbille mientras Leo se acercaba al podio- y la pequeña Isabela Rocket tambien-dijo al ver a Isa correr a su hermano mayor escapando de los brazos de Nicholas
Isa isabela no ven aqui-dijo Josefina intentando detenerla aunque era tarde
Leo se agachó justo a tiempo para atrapar a Isabela, quien se abrazó a su cuello con fuerza. La pequeña terremoto estaba radiante con su vestido, aferrándose a su hermano mayor como si fuera su mayor tesoro.
El teatro entero se llenó de risas y murmullos enternecidos. Incluso la directora Lucrecia sonrió ante la inesperada interrupción.
Bueno, parece que nuestro egresado estrella tiene una fan muy especial -comentó con humor, provocando aplausos entre los presentes.
Leo, aún sosteniendo a Isabela en brazos, tomó el diploma con una mano y miró a la Directora.
Gracias por todo, Directora. Pero si me permite, creo que alguien más quiere decir algo.
Acercó el micrófono a Isabela, quien con su vocecita tierna dijo:
¡Mi Leito lo hizo!
El teatro entero explotó en aplausos y risas. Leo besó la cabeza de su hermana y miró hacia el público, donde Josefina y Martín sonreían con orgullo, Nicholas y Osvaldo aplaudían emocionados, y sus amigos le dedicaban gestos de celebración.
Leo, quien alguna vez creyó que no tenía un futuro, ahora tenía todo: una familia, amigos, y la certeza de que por fin era feliz.
Lo hice por fin egrese de la secundaria demostré al derribar barreras que todo es posible y logre tener una verdadera familia y todo inicio porque a los 4 fui afectado por el síndrome de Caín-dijo Leo-
Estamos tan orgullosos de ti mi amor-dijo Josefina-¿y tu pequeña terremoto "egresaste" con tu hermano?
Isabela asintió con entusiasmo mientras abrazaba a Leo con sus pequeños brazos.
¡Sí! ¡Isa egresó con Leo! -exclamó con una gran sonrisa, haciendo reír a todos los presentes.
Leo soltó una leve risa y besó la frente de su hermanita.
Bueno, técnicamente solo me acompañaste, terremoto, pero sí, lo logramos juntos.
Martín se acercó y le dio una palmada en el hombro a Leo.
Estamos muy orgullosos de ti, hijo. Pasaste por tanto, pero jamás te rendiste.
Nicholas y Osvaldo se unieron al abrazo familiar, y Vero, desde un lado, miraba la escena con emoción.
Sí, Leo, lo lograste -dijo ella, tomando su mano con cariño.
Leo miró a su alrededor, viendo a todos los que realmente le importaban, y sonrió con satisfacción.
Lo logré. Y esto es solo el comienzo. El comienzo de una vida feliz finalmente-dijo Leo-
Diciendo eso pareces el de la novela qie siempre vemos esa mexicana en la que le rezan o piden milagro a un cuandro con la imagen de una mujer y siempre deja la rosa blanca-dijo Vero-
La que después viene el viento?-preguntó Leo
Si-dijo Vero
Si es como un largo episodio o la película de una novela mi historia la verdad-dijo Leo sonriendo aun con Isabela en brazos
Manu, que había estado escuchando la conversación, soltó una carcajada.
Entonces, Leo, ¿tu vida es una telenovela? ¿Cómo se llamaría? ¿"Los sufrimientos de Leonardo" o "Contra todo pronóstico"?
Leo rodó los ojos con una sonrisa.
Nah, más bien "El renacer de Rocket" suena mejor.
Bueno muchachos basta de hablar de novelas y eso felicitamos a nuestro muchacho por favor-dijo Martín-
Al salir
Vieron lo que Leo llamó su historia a punto de repetirse
Había un padre golpeando a hijo mayor solo porque su hermanito se ahogo al comerse algo que no debía
Es que eres un inútil ni cuidar a tu hermano puedes hacerlo bien-decia el padre
Pero ni me dejaste explicarte lo qie sucedió-dijo el niño de 6 años
Eh señor suelte al niño-dijo Leo acercándose
Leo-dijo el niño liberandose del agarre-ayudame mi papá es muy malo conmigo soy fan tuyo
Tranquilo pequeño-dijo abrazandolo-
Y tú quien eres para frenar en cómo corrijo al mocoso este irresponsable?
Leonardo Rocket ganador de 41 torneos víctima de abandono emocional por parte de mis padres biológicos y todo porque desde los 4 que me han hecho cargar con responsabilidad de un adulto lo que hizo que fuera afectado por el síndrome de Caín pequeño dime tu nombre y lo que pasó-dijo Leo
Me llamo Bruno y me había ido al baño dejando a mi hermano de 2 años sin supervision dos minutos y cuando volví estaba con un juguete en la boca-dijo aún abrazado a Leo
Y porque no te aguantabas más?-pregunto el papá
Vos escuchas lo que dices señor le pudo explotar la vejiga además Brunito ya dijo lo que sucedió-dijo Leo-además le diré algo no es correcto cargarlo con responsabilidad que no es suya eso solo hará que lo odie y lo odie hasta llegar a la tragedia o a repetir mi historia asique si su hijo le importa le aconsejo que lo lleve a terapia porque ya no son los celos del príncipe destronado ahora es una etapa temprana del síndrome de Caín que puede llegar a escalar hasta la tragedia-dijo Leo-
El padre miró a Leo con desconfianza, pero algo en su tono y seguridad lo hizo titubear.
¿Síndrome de Caín? ¿De qué hablas?
Vero, Manu y Dani se acercaron, mostrando su apoyo a Leo. Fue Dani quien tomó la palabra.
Es cuando un hermano mayor es obligado a cargar con responsabilidades que no le corresponden y termina sintiendo resentimiento. Si no se trata, puede llevar a odio real, incluso a consecuencias graves.
El hombre desvió la mirada, incómodo.
Yo solo quiero que aprenda a ser responsable…
Es un nene de seis años, no un padre sustituto -lo interrumpió Leo. -Yo pasé por esto, y créame, si sigue así, en unos años va a mirarlo y solo va a ver a un extraño al que odia.
Bruno seguía abrazado a Leo, con miedo de que su padre lo alejara.
Señor -intervino Vero, -si realmente quiere lo mejor para su hijo, escúchelo. No lo culpe por algo que no pudo controlar.
El hombre se quedó en silencio, mirando a su hijo y luego a los jóvenes frente a él. Finalmente, suspiró y pasó una mano por su cara.
Está bien… creo que necesito pensarlo…
Leo miró a Bruno y le revolvió el pelo con cariño.
Si alguna vez necesitas ayuda, buscame, ¿sí?
El niño asintió, aferrándose aún más a Leo. Quizás, por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien realmente lo entendía.
Leo suspiró y miró al hombre con seriedad.
Mire, si no quiere que esto termine en algo más grave, en una verdadera tragedia, llévelo a terapia. No lo cargue con responsabilidades que no le corresponden.
El padre frunció el ceño, pero Leo no se detuvo.
No se da cuenta de que lo está lastimando de una manera que no se ve a simple vista. Yo pasé por esto. Sé lo que es crecer creyendo que todo depende de vos, que si algo malo pasa es tu culpa. ¿Sabe a dónde lleva eso? A odio, a resentimiento, a un dolor que no desaparece.
Bruno lo miraba con los ojos llenos de esperanza, mientras seguía aferrado a él.
Es un nene, no un adulto en miniatura. Déjelo ser niño antes de que sea demasiado tarde.
El hombre tragó saliva, bajando la mirada.
Está bien… creo que necesito pensarlo…
No lo piense demasiado -insistió Leo.- Actúe antes de que su hijo deje de verlo como un padre y empiece a verlo como su peor enemigo.
El hombre asintió lentamente, sin saber que decir. Mientras tanto, Bruno se aferró un poco más a Leo, como si por fin alguien lo hubiera escuchado de verdad.
Él es un nene, no un adulto.
El padre bajó la mirada, visiblemente afectado por las palabras de Leo.
Yo… nunca lo vi de esa forma.
Pues empiece a verlo ahora -continuó Leo.- Todavía está a tiempo de cambiar las cosas. No deje que su hijo crezca sintiendo que su única opción es odiarlo o alejarse de usted.
El hombre miró a Bruno, que seguía abrazado a Leo, tembloroso. Suspiró y asintió lentamente.
Está bien… buscaré ayuda.
Bruno levantó la mirada sorprendido.
¿En serio?
El padre asintió con torpeza.
Sí, hijo.
Leo sonrió con orgullo.
Bien, ese es un primer paso. Ahora no lo arruine.
El hombre tomó suavemente la mano de Bruno, y el niño, aunque dudoso, la aceptó.
Mientras se alejaban, Vero miró a Leo con una sonrisa.
Nunca dejas de sorprenderme, Rocket.
Solo hago lo que me hubiera gustado que hicieran por mí -respondió él, mirando a Bruno con una leve sonrisa.
Quizás, después de todo, había logrado evitar que su historia se repitiera.
Bien nos graduamos de la secundaria supere el síndrome de Caín al alejarme de la toxicidad de mi hogar biologico conocí a unos padres que me aman una terremoto de dos años que me ama y se "graduo" conmigo evite que mi historia se repitiera supere las barreras de la dislexia y mis padres biológicos están pagando las consecuencias de todo lo que me hicieron-dijo Leo-ahora que sigue Vero tener muchos gatos?es que soy un imán de gatos
¿Muchos gatos? ¿No crees que ya tienes suficiente con todos tus logros? Aunque… si te conviertes en un imán de gatos, igual no me sorprendería.-dijo Vero-
Vero soltó una risa ante la broma de Leo, aunque no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y orgullo por todo lo que había logrado su amigo.
No sé si muchos gatos, Leo, pero seguro que algún día vas a tener un ejército de gatos a tu alrededor, y los verás como tu pequeña familia de apoyo. -Vero lo miró con una sonrisa cálida. -Pero, más allá de los gatos, lo que sigue es seguir adelante. Lo que has hecho es impresionante, y aún tienes muchas puertas por abrir.
Leo asintió, mirando hacia el horizonte. La sensación de libertad lo invadía, pero también había una sensación de emoción por lo que estaba por venir.
Creo que lo que sigue es disfrutar de este momento, seguir conociéndome a mí mismo y, por supuesto, seguir estando con los que realmente me importan. No necesito nada más que eso.
Eso, y tal vez un par de gatos... -bromeó Vero, guiñándole un ojo.
Leo sonrió, sabiendo que a veces las pequeñas cosas, como tener un gato o simplemente estar rodeado de las personas que te apoyan, eran las que realmente hacían la diferencia.
Lo que sigue es vivir, Vero. Vivir de verdad.
Y con esas palabras, ambos se quedaron en silencio, mirando el futuro que les esperaba.
Mientras seguían caminando vieron lo que Leo dijo ejercito de gatos
Miau-maúlla uno
Miau-maullo otro
Miao-maullo el tercero
Miaoooooooooo-maullo el último
Ejército de gatos-dijo Leo agachandose para acariciarlos
Vero se detuvo y miró a Leo con una expresión entre sorprendida y divertida.
Bueno, Leo, parece que la profecía se ha cumplido. ¡Te has convertido en un imán de gatos!
Leo sonrió ampliamente, mientras un gato se frotaba contra su pierna.
Nunca lo imaginé, pero… mira esto. ¡Mi ejército de gatos!
Los gatos seguían maullando y frotándose contra Leo, como si lo estuvieran saludando en masa.
¡Es oficial! -dijo Leo, mirando a Vero con una sonrisa triunfante.- Este es el primer paso hacia mi carrera como influencer. ¡Un ejército de gatos es todo lo que necesito!
Vero no podía contener la risa.
Claro, un ejército de gatos. ¿Y cómo planeas mantenerlos? ¡Son tantos!
Leo se agachó y acarició a otro gato, disfrutando de la compañía de los felinos.
¿Mantenerlos? ¿Quién dice que tengo que mantenerlos? ¡Ellos me mantienen a mí!- respondió con una risa.
Vero se unió a él, acariciando a un par de gatos que se acercaron también.
Esto es lo mejor que he visto en mucho tiempo, Leo. Pero ¿seguro que estás listo para ser "el hombre de los gatos"?
Leo se levantó, mirando a los felinos a su alrededor.
Bueno, parece que no tengo más opción, ¿verdad? ¡Amo a los gatos! ¡Y si el universo me los manda, entonces que así sea!
Ambos rieron juntos, sintiendo que la vida, después de todo lo que había pasado, ahora se sentía más ligera. El futuro estaba lleno de nuevos comienzos, y quién sabía, tal vez ser "el hombre de los gatos" era solo uno de esos comienzos.
Leo observó a Isabela, Osvaldo y Nicholas acercándose a los gatos con una sonrisa cálida en el rostro.
Gatifo Leo Gatifo miau miau-dijo la chiquita-miau Gatifo
Si Isa pero es Gatito Ga-dijo Osva
Ga-dijo la peque
Ti-dijo Leo
Ti-dijo la terremoto
To-dijo Nicho
To-dijo Isa repitiendo
Exacto ahora todo junto es..?-pregunto Vero
Ga-ti-to-dijo Isa despacio
Así es pequeña así es aprendes rápido-dijo Martín
Isabela, con sus manos pequeñas, acariciaba suavemente a uno de los gatos, repitiendo "gatito" una y otra vez.
Sí, Isa, son gatitos, ¡y son muy amigables! -dijo Leo, agachándose para que su hermanita pudiera acariciar a los gatos sin dificultad.
Osvaldo y Nicholas se unieron a ella, también acariciando a los gatos que se acercaban sin miedo. Leo observó la escena con una mezcla de felicidad y orgullo.
¿Quién diría que este pequeño ejército de gatos sería el mejor final para un día como este? -comentó Leo con una sonrisa.
Es genial, ¿verdad? -dijo Vero mientras se acercaba, observando a los niños jugar con los gatos.
El final perfecto para todo lo que hemos pasado. -Leo sonrió, viendo cómo su familia, su verdadera familia, estaba allí, rodeado de amor y, ahora, de gatos.
Isabela levantó la cabeza, mirando a Leo con su carita llena de emoción.
Gatito, Leo, ¡gatito! -dijo ella con una gran sonrisa.
Leo no pudo evitar reír, levantando a su pequeña hermana en sus brazos.
Sí, Isa, ¡son gatitos! Y hoy es un día para celebrar, no solo a los gatos, sino todo lo que hemos logrado juntos.
Mientras todos seguían acariciando y jugando con los gatos, Leo sentía que, finalmente, había encontrado su lugar. Todo el dolor, la lucha y las dificultades que había enfrentado lo habían llevado hasta este momento. Y ahora, con su familia y un ejército de gatos a su lado, sabía que estaba listo para enfrentar lo que viniera.
Adoptaron a esos gatos y cada uno quedo con un dueño
Guillermo y Antonella tristemente fallecieron hace más de un mes
Un poco antes de que Leo recibiera su diploma por lo que la custodia de Nicholas y Osvaldo fue dada a Leo como hermano mayor ya que cumplió la mayoría de edad y fueron a vivir con su madrastra y padrastro Josefina y Martín
Leo, ahora con la responsabilidad de ser el tutor legal de Nicholas y Osvaldo, asumió su nuevo rol con madurez y determinación. Aunque la pérdida de Guillermo y Antonella había sido difícil para todos, especialmente para sus hermanos menores, sabía que debía ser fuerte por ellos.
Ahora, viviendo con Josefina y Martín, la dinámica familiar había cambiado. No solo tenía que asegurarse de que sus hermanos estuvieran bien, sino que también debía equilibrar su propia vida, sus estudios y su futuro.
Pero en medio de toda la transición, había algo que les traía alegría: los gatos. Cada uno de los cuatro amigos adoptó uno y les dieron nombres únicos según su personalidad.
El mío se llamará Sombra -dijo Leo, acariciando a un gato negro con ojos amarillos.
Yo quiero que el mío se llame Copito -dijo Osvaldo, abrazando a un gato blanco y esponjoso.
Mmm… yo le pondré Rayito -dijo Nicholas, señalando a un gato atigrado con patas blancas.
Y el mío se llamará Pelusa -agregó Vero, sosteniendo a un gato gris de pelo largo.
Isabela los miraba con los ojos brillantes y, al ver que todos tenían su gato, levantó los brazos pidiendo uno también.
¿Yo? ¿Gatito? -preguntó con su vocecita dulce.
Josefina sonrió y le pasó a una pequeña gatita tricolor.
Este será tuyo, Isa. ¿Cómo lo vas a llamar?
Isabela miró a su nueva gatita
Gatifo?-pregunto en honor a como llamó a los gatos por primera vez
Y luego a Leo, como si esperara que él le diera una idea.
¿Qué te parece Estrella? -sugirió Leo con una sonrisa.
¡Etea! -repitió Isabela, abrazando a la gatita con amor.
Así, en medio de una nueva etapa de sus vidas, los hermanos encontraron un poco de consuelo y felicidad en su creciente familia, tanto humana como felina.
La casa, que ya estaba llena de vida con tantos hermanos, ahora también tenía un ejército de gatos rondando por todas partes. Leo, aunque aún lidiaba con la responsabilidad de ser el tutor de Nicholas y Osvaldo, se sintió tranquilo sabiendo que estaban en un hogar donde nadie los haría sentir menos.
Mientras veía a sus hermanos jugar con los gatos, Josefina se acercó a Leo y le puso una mano en el hombro.
Lo estás haciendo bien, hijo -dijo con cariño. -Ellos te tienen a ti, y eso es lo más importante.
Leo asintió, sintiendo que, a pesar de todo lo que había vivido, al final, tenía lo más valioso: una familia que realmente lo amaba.
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