CAPITULO 82:
Mientras Leo bañaba a Isa
Josefina entró al cuarto
Hola hijo oye vi las noticias te felicito por ayudar a la pequeña Laura-dijo Josefina
Gracias ma yo lo hubiera hecho por cualquiera por un o una fan lo hago y además no quiero que se repita mi historia de padres negligentes que maltratan a un hijo-dijo Leo secando a Isa y peinando su corto cabello
Josefina suspiró, observando a Leo mientras terminaba de peinar a Isa con cuidado. Había algo en su tono, en cómo mencionaba a sus padres biológicos, que le partía el alma.
Sé que lo que viviste fue muy duro, Leo -dijo Josefina, acercándose a su hijo,- y entiendo que eso te marcó. Pero quiero que sepas que aquí tienes una familia que te quiere y te valora. Lo que hiciste por Laura demuestra el gran corazón que tienes.
Leo levantó la mirada hacia Josefina, con una mezcla de orgullo y tristeza en sus ojos.
Gracias, mamá. Ustedes me dieron lo que Lorena y Saúl nunca pudieron: un hogar de verdad. Si puedo evitar que alguien más pase por lo mismo que yo, lo haré, siempre.
Isa, ajena a la conversación, aplaudió emocionada.
¡Leo héroe! -exclamó con una sonrisa radiante.
Josefina rió suavemente y besó la frente de Isa.
Tienes razón, Isa. Tu hermano es un héroe.
Leo sonrió, aunque con humildad, y tomó a Isa en brazos.
No soy un héroe, solo hago lo que debería ser normal... Pero gracias. Ustedes me han enseñado lo que significa ser familia, y eso es todo lo que necesito.
Josefina lo abrazó con fuerza, agradecida de tener a alguien como Leo en su vida. Aunque había pasado por tanto, su hijo había demostrado ser una persona increíblemente fuerte y compasiva.
Al Día siguiente
En la escuela
Leo llego a la escuela con normalidad
Se junto con sus amigos
Después hubo un pequeño acto donde felicitaron a Leo sobre su acto heroico
Leo agradeció por el conocimiento sobre lo que hizo para ayudar a Laura y contó el porque lo hizo además de porque era lo correcto era para que nadie más pase por su misma historia de maltrato padres negligentes y los conflictos
Durante el almuerzo
Osvaldo que era cuidado por Martín y Josefina se empezó a sentir mal con vómitos y fiebre por lo que en el camino al hospital
Martin subió con Isabela en brazos al piso de secundaria y le entregó a la Directora a la niña para que después la Directora le entregue a Leo a la niña
Leo se extraño cuando la Directora le entregó a Isa y el bolso con lo necesario pero al oír que Osvaldo se enfermo y fue llevado de urgencia al hospital aceptó y se quedo con Isa durante las últimas 2 horas hasta la hora de salida.Cuando sus padres Martín y Josefina volvieron para ya recoger a Isa vieron como la pequeña se aferró a su hermano mayor
Cuando Martín y Josefina regresaron al colegio para recoger a Isabela, se sorprendieron al ver cómo la pequeña se aferraba a Leo. Isabela, quien normalmente era tranquila y risueña, había encontrado consuelo en su hermano mayor después de unas horas de incertidumbre.
Leo la tenía abrazada, sosteniéndola en sus brazos mientras le sonreía con suavidad. La niña parecía estar tranquila y protegida a su lado.
Gracias por quedarte con Isa, Leo -dijo Josefina con una sonrisa agradecida, mientras se acercaba para tomar a Isabela en brazos.
No fue problema, mamá. Isa es muy buena y se portó bien todo el tiempo -respondió Leo, acariciando la cabeza de su hermanita antes de entregársela a su madre.
Isabela, al sentir el abrazo de su madre, miró a Leo con una pequeña sonrisa, como si dijera que ahora todo estaba bien. La relación de Leo con sus hermanos, especialmente con Isabela, parecía haberse fortalecido aún más después de ese tiempo juntos.
¿Cómo está Osvaldo? -preguntó Leo, con preocupación, al ver que sus padres lucían algo tensos.
Está en el hospital, Leo. Nos dijeron que es algo pasajero, pero tenía fiebre muy alta. Espero que no sea nada grave -respondió Martín, intentando tranquilizar a su hijo.
Leo asintió, sintiendo un alivio momentáneo al escuchar que la situación no era tan grave como había imaginado. Miró a su hermana pequeña, que se aferraba a su madre, y sintió una sensación de protección más fuerte que nunca.
Voy a estar aquí para lo que necesiten -dijo Leo con determinación, mientras observaba cómo Isabela se acurrucaba en los brazos de su madre, mostrando la confianza que siempre había tenido en él como su hermano mayor.
A pesar de la incertidumbre que había causado la enfermedad de Osvaldo, Leo sabía que lo más importante era que su familia estaba unida y, en momentos como este, todos se cuidaban mutuamente.
Cuando salieron de la escuela, Leo tomó la mano de Verónica y la guió hacia un rincón especial del parque que había preparado con esmero. Bajo la sombra de un árbol, una manta estaba extendida sobre el césped, rodeada de flores silvestres, y en el centro había una cesta de picnic llena de comida que Leo sabía que a Verónica le encantaba.
¿Tú organizaste todo esto? -preguntó Verónica, sorprendida y emocionada al mismo tiempo.
Claro, quería que esta fuera una cita especial para ti. Tú mereces algo lindo -respondió Leo con una sonrisa mientras le ofrecía su mano para que se sentara.
Durante la tarde, disfrutaron de bocadillos y risas mientras observaban a los niños jugar en el parque. Verónica apoyó su cabeza en el hombro de Leo, y juntos comenzaron a imaginarse cómo sería su futuro.
¿Sabes? -dijo Leo mientras veía a un niño correr detrás de un balón. -No puedo evitar pensar cómo serían nuestros hijos algún día.
Verónica levantó la mirada hacia él, sonriendo.
¿Ya estás pensando en eso? -bromeó, pero en su tono había un toque de ternura.
Bueno... no es que quiera apresurar las cosas, pero me gusta imaginarlo -admitió Leo, acariciando suavemente la mano de Verónica.
Si tenemos un niño, me gustaría llamarlo Leo Jr. ¿Qué te parece?
Me gusta la idea -respondió Verónica. -Y si es una niña, creo que Carolina sería un nombre hermoso.
Si tenemos otro varón me gustaría no se Isaac Martín. En honor a mi papá-dijo Leo-
Leo asintió, imaginando el rostro de una pequeña con los ojos de Verónica.
Y si después tenemos otro, podríamos llamarlo Máximo Salvador si es niño... o Francisca si es niña -agregó, soñador-o Francisco
Ambos rieron mientras continuaban compartiendo sus sueños y esperanzas para el futuro. Verónica tomó la mano de Leo con firmeza.
Sabes, Leo, no importa cómo se llamen, lo importante es que serán nuestros y tendrán todo nuestro amor.
Leo asintió, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez. En ese momento, bajo el cielo azul y rodeados de risas de niños, ambos sintieron que el futuro que soñaban juntos no estaba tan lejos.
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